La educación artística como herramienta para desarticular la promesa del paraíso, o ¿es posible hoy un modelo educativo sin la presencia de las artes? María Acaso.
Kerrie Poliness OMG 2014
"Cuando escribí La educación artística no son manualidades en 2009, tanto el contexto de la educación en general como el de la educación artística en particular eran otros. […]
Pero, específicamente dentro del sector de la educación artística, estos siete años han sido demoledores. En el año 2013, el entonces ministro español de Educación, José Ignacio Wert, declaró ante diversos medios de comunicación que las asignaturas relacionadas con las artes, la tecnología y la filosofía distraen del resto de las asignaturas[1]. […]
Si unimos la optatividad en primaria, la casi inexistente presencia de asignaturas relacionadas con las artes y la comunicación audiovisual en secundaria a la crisis de valores y de recursos en los centros de arte, podemos afirmar que la educación artística nunca ha sufrido, en la historia de la educación en España, un proceso de exterminio tan acusado como el que estamos viviendo ahora. […]
Las artes son, por encima de cualquiera de las áreas de estudio que configuran lo educativo, lo que Marina Garcés[2] nombra como prácticas de confín. Ese estar en los márgenes posiciona a las artes en un lugar de libertad y de experimentación que nos regala cuatro elementos clave: un tipo de pensamiento diferente al pensamiento lógico y que vamos a visualizar bajo la etiqueta general de pensamiento divergente; un tipo de experiencia estética basada en el placer, en la que nuestros cuerpos adquieren un papel protagonista; una re-concepción del estatus de la pedagogía para empezar a entenderla como una producción cultural y una forma de trabajo en la que lo proyectual y lo colectivo transcienden el simulacro pedagógico. […]
Hoy no es posible un modelo educativo, un programa, un currículo sin la presencia de las artes, sin la presencia de escenarios desde donde desarrollar el pensamiento crítico, sin la presencia del placer como base; necesitamos un modelo que se aleje del reconocimiento de los agentes que lo practican como meros reproductores y los empodere como productores con mayúsculas, desde la colectividad y el proyecto. Y es que las artes, desde su confinidad, permiten resituarnos para mirar dos veces, una doble mirada necesaria en los tiempos de un paraíso que nos somete".