El dibujo es el gran intermediador en la infancia…
Gómez et al, 2013. Una escuela con los pies en el cielo. p.79
El País, 25.12.2020
Dibujar es entender el mundo, dejar que la imaginación fluya y el tiempo se detenga. Es aprender la forma de las cosas, los tamaños y los colores; a contar objetos y narrar historias. Dibujando se adquiere la noción del espacio y, con ella, la orientación en el universo —la propia casa, el árbol, la casa de los otros, el pueblo entero, la tierra completa…—. Y el sol. Las estrellas. La familia. Los que no son la familia. Los demás. La comunidad y la diversidad en las comunidades. La empatía. Resolver conflictos pacíficamente, pues el dibujo es un modo innato de acercarse a los acontecimientos desde uno mismo y negociarlos con los otros.
El dibujo es el gran intermediador en la infancia, preparado para decir lo que, muy niños aún, no somos capaces de expresar con palabras. Luego, en los años postreros de la vida, dibujar pasa a ser una estrategia de fijar los recuerdos. Aún aprendo, titula Goya el emocionante dibujo del Álbum de Burdeos. Lo ejecuta apenas dos años antes de su muerte y muchos lo leen como un autorretrato. En él, un hombre de avanzada edad, sostenido por unos bastones, camina. Sigue recorriendo la existencia. El viejo Goya aún dibuja y usa el dibujo, también entonces, para seguir aprendiendo.