“En muchos países del mundo la educación artística carece de una posición privilegiada y del necesario reconocimiento. Quienes trabajamos en la cultura occidental hemos dado más peso a la enseñanza de aquellas asignaturas que ponen el énfasis en un pragmatismo intolerante, prestando poca atención a lo que realmente necesitan los seres humanos para tener una vida plena y satisfactoria”. Elliot Eisner, 2012.La Educación Artística nos ayuda a desarrollar la creatividad, sensibilidad e imaginación, capacidades que potencian nuestra comunicación con el entorno y nos ayudan a interpretar, dar respuesta y seleccionar la información en el mundo de la imagen; nos permite asimismo discriminar entre toda la información que recibimos y tratarla de forma crítica, pero quizás eso no interesa.
Editorial Aula Sindical 82. Junio 2014
La danza, el teatro, la música y la plástica, todas ellas disciplinas fundamentales dentro de la Educación Artística, son importantes para la formación de seres humanos sensibles y creativos. Multitud de estudios avalan además el hecho de que la formación artística ayuda al desarrollo de capacidades fundamentales para el resto de ámbitos y que mejoran notablemente el rendimiento académico.
En marzo de 2009 el Parlamento Europeo aprobó una resolución sobre Estudios Artísticos en la Unión Europea que incluía entre sus recomendaciones que esta materia debería ser obligatoria en todos los niveles educativos. Resulta paradójico que se considere la Educación Artística un área fundamental dentro de la planificación curricular y en nuestro sistema nos encontremos con que, en la mayor parte de los casos, queda relegada y pierde carga lectiva cada vez que hay una reforma educativa.
En un entorno donde lo visual es predominante tenemos que prepararnos para comprender ese lenguaje, lo contrario se constituye en una forma de analfabetismo. Cuántas veces en una exposición hemos podido escuchar a alguien decir: “eso lo haría yo”... Esa carencia de formación no impide solamente disfrutar del arte, sino que nos deja a merced de mensajes que nos llegan y que asumimos sin ser capaces de interpretar ni discriminar. La Educación Artística nos proporciona habilidades para expresarnos y evaluar de forma crítica el mundo que nos rodea y nos da otros recursos para participar activamente en la sociedad.
Si nos fijamos en cualquier oferta de empleo veremos que cada vez se exigen más trabajadores creativos, flexibles, adaptables e innovadores. Sin embargo, nuestro sistema educativo, lejos de dar respuesta a esta nueva situación, se dirige cada vez más a potenciar unas materias y a marginar otras, las artísticas, no solo con la reducción de horario lectivo en estas últimas, sino prestigiando las primeras a través de los indicadores de las evaluaciones externas, cada vez más numerosas e influyentes en el itinerario formativo de nuestros alumnos y alumnas.
Los gobiernos, salvo en contadas ocasiones, han valorado poco o nada los lenguajes artísticos dentro del sistema educativo. Así, en los últimos años se ha venido produciendo una progresiva pérdida del peso de la Educación Artística, pero con la implantación de la LOMCE, estaremos ante un punto de inflexión que puede acabar con ella, convirtiéndola en algo residual.
El problema es que no se la concibe como un área de conocimiento al mismo nivel que el resto. Nuestros alumnos y alumnas estudian Literatura aunque no vayan a ser poetas y nadie lo cuestiona; ¿Por qué no ocurre igual en este caso?
La formación integral por medio de las artes estimula las habilidades cognitivas y permiten al individuo expresarse por medio de un lenguaje propio, el lenguaje artístico. Este es un motivo más para rechazar la LOMCE y para reclamar una legislación educativa que promueva la Educación Artística ya que, además de conocimientos, estaremos dando a nuestro alumnado un instrumento valioso para su desarrollo integral y para algo también muy importante, su felicidad.
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